Oda al lunar que acompaña tu ojo derecho


Podría caer cada una de las estrellas que pueblan el cielo. Incluso los barcos que juegan a la mancha en ese mar podrían hundirse. Las olas podrían acabarse y apagar esa banda de sonido improvisada. Podrían, podrían, podrían. Sin embargo, nunca me cansaría de besar ese lunar que acompaña tu ojo derecho. Aquel que fue un señuelo, un punto de encuentro, una exclamación que se abrió y una interrogación que se cerró.

No fuiste vos, fue simplemente él.

Por un instante hubiera querido hacerlo mi hogar. Habitar ahí y que tus ojos verdes sean lo primero en ver cuando el sol brille.

Encendiste aquel cigarrillo para despistarme, el humo me abrazo y me invadió. Lo lograste. Lo logré.
“… un corazón y un plan fugaz, es todo lo que tengo y es todo lo que hay..."

No hay comentarios.: