Una niña perdida en las calles del Parque Chas, ese que en algún punto de la historia don Vicente Chas pensó como un barrio singular, con las miras puestas simplemente en su rédito económico. La niña lejos de asustarse recordó las palabras de su abuela “las calles salvadoras son dos y con nombres de personas las recordaras Victorica y Gandara, el resto son ciudades de Europa y a vueltas te van a llevar a dar”.
El cartel azul rezaba “Victorica”, con la alegría manifestada en una sonrisa contó 73 baldosas de rayitas (que odia tanto transitar con su bicicleta verde, su color favorito) y corrió hasta la esquina donde vio a sus amigos del barrio (que incluían a su hermano y un amigo/hermano), esperándola para jugar al delegado, aunque supieran claramente que los deportes no eran su fuerte.
A veces, las historias mezclan realidad con ficción. A veces, son más reales de lo que creemos.
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