La bahía se llenó de barcos disfrutando las estrellas que
inundaron el cielo o se juntaron para vernos a nosotros.
El balcón se vació porque la gente se fue o porque ese debía
resultar el lugar para que ellos nos vieran.
No sé si fue coraje o si fueron tus ojos pero esta vez fue.
No importa lo que nos empujó ahí, importa lo que pasó.
Fueron tus ojos verdes y ese lunar en tu costado derecho que
no me dejaron escapatoria.
Probablemente no fue lo que esperabas. Tampoco para mí. Sin
embargo, estuvo latente ahí, donde tuvo que estar, con ese cielo abrumador y
una carrera que le ganamos al amanecer.
Donde ningún barco pescador pudo interceder. De donde no
pude escapar. Donde me diste más de lo que pensabas.
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