
Vos no te diste cuenta pero me sumergí en tus mirada que hasta ayer recordaba celeste y, sin embargo, la reconocí nuevamente como verde. Recordé la cicatriz que recorre tu mejilla izquierda, desde la comisura del labio hasta perderse cerca de tu ojo. En otra persona, muy probablemente me asustaría, pero en vos me detendría a contar cada uno de los puntos que la acompañan (11). Tus rulos ralos y esos mechones más largo que regalan esa desprolijidad que a mi ser trae tanto misterio. Esa simplicidad de pasar tiempo en la vereda, en esa vereda como antaño yo lo añoraba ahora vos lo haces, pero sin mí. Todo esto a tan sólo dos cuadras de lo que había sido el hogar durante toda mi vida hasta hace un mes. Vos llegaste y yo me fui. Paradoja, sin sentido o señal. Te busqué tanto tiempo por calles desconocidas y cuando creí haberte superado te apareciste más cerca de lo hubiera podido imaginar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario