Eterna lucha

Una nueva mañana, la ducha da pelea con mi sueño. Se trenzan duramente pero el sueño vuelve a ganar. Me miro al espejo y reconozco la altura del año por la escasa apertura de mis glóbulos oculares.
Me pongo mis zapatas preguntándome: ¿Cuándo podré disfrutar de mi desempleo? Maldigo las ampollas que rodean cada uno de mis pies y desearía poder arrancarme a este pequeño ermitaño que este zapato no deja de rozar.
Ya van 25 minutos y 07 segundos de una charla sobre bienes y servicios ambientales y yo no dejo de pensar que a tan solo 200 metros te podría encontrar.
Cuántas cosas pasan en 200 metros? Cuántas cosas hay en esa distancia tan corta o tan larga? Bares, hostales, kioscos, casa de diseños, casas de arte, centro publicitario, boliches, parquímetros, una avenida, etc. En las fronteras vos y yo.
Mi timidez me retrae a invitarte a almorzar, pienso que no te va a interesar, que te vas a dar cuenta y como consecuencia me vas a negar.
Voy a manejar esta energía, te voy a cruzar, te voy a ver, te voy a mirar. Creo que me debo una despedida, aunque sea silenciosa pero me gustaría llevarme un recuerdo de tus ojos verdes.

1 comentario:

carmela dijo...

A mi las mañanas ultimamente me duelen. Me gustaria abolirlas.

"¿Cuántas cosas pasan en 200 metros?" es una pregunta magnífica, para la cual, obviamente no tengo respuesta.

besotes