
Era un día nublado, como esos días en los que el sol parecía perezoso y no quería asomarse entre las grises nubes, queriendo jugar las escondidas. Ese mismo día Julieta se levanto pensando que podia ser especial, o al menos ella intentaria de que asi lo fuera.
Peino su largo pelo marron, calzo las zapatillas y su mochila en la espalda. Esa mañana cambio el camino que la conducia a su trabajo, en lugar de contiuar derecho por Altolaguirre decidio doblar en Gandara y por ella llegar hasta la Avenida Triunvirato donde tomaria el subte.
Para su sorpresa, en la esquina vislumbró un bar, un tanto oscuro para esas horas de la mañana a pesar de la claridad que asomaba entre las nubes. Pero eso no era lo que llama su atención, sino un joven sentado en un rincón en compañía de numerosos libros, los cuales no alcanzó a ver.
Ella continuó su camino hacia la estación pero mientras pudo mantuvo su mirada fija en los ojos color café sin percatarse que esos mismos ojos se detuvieron en su presencia en movimiento. Este era el motivo por el cual el día iba a ser especial?
Julieta, dubitativa, pensaba si debería detener su camino... si debería entregarse al azar. Ese día, debido al desvío estaba apurada a llegar a su trabajo, decidió apurar su paso para no perder el subte de las 8.30 horas.
Cada escalón que debió bajar, fue una duda, un cuestionamiento para su decisión. Y si volvía a buscarlo? Para cuando se planteo dicha pregunta ya estaba cercana a la boletería, por lo que ya no volvió para atrás. Era muy largo el camino ya.
Atravesó el molinete, volvió a bajar las escaleras y se ubico como siempre en el último vagón, en el primer asiento, junto a la ventana y frente a la puerta, ya que de ese modo disfrutaba del viaje mirando a la gente que subía o bajaba de la formación.
Eran ya las 8.30, sonó la chicharra, cerraron las puertas, pero ella no podía entender lo que sus ojos veían. No eran acaso esos ojos café la habían hecho dudar cada peldaño, cada paso hacia la estación? Sin embargo, era tarde el subte arrancó y Julieta, quedó atónita sentada en aquel rincón.
Esa jornada laboral fue tan larga como efímera. Deseaba volver a recorrer ese camino, por lo que las nueve horas en la oficina no parecían terminar. Sin embargo, la ansiedad de recorrer nuevamente ese camino permitió que el tiempo volara como corren los minutos previos al 1 de Enero del nuevo año o del año viejo.
El camino de vuelta fue distinto; sin subte que funcionara, la tormenta provoca muchos problemas a veces en esta ciudad, Julieta se vio obligada a tomar el colectivo. Todas las esperanzas de volver a cruzarlo en el camino se esfumaron.
Se acerca a la parada del 111, y decide escuchar un poco de música para aplacar esa mezcla de sentimientos, entre tristeza, bronca y decepción. Porque no había vuelto por esos ojos? Porque debería volver a verlos?
Era ya jueves, hacía ya dos días que repetía el camino buscando esos ojos... en vano porque esa silla, ese rincón del bar estaba desolado como parte de su interior que había quedado vacío sin esa mirada, desperdiciando una oportunidad, que Julieta no supo capitalizar, o temió aprovechar.
Digo, Julieta... o digo mi nombre?
Peino su largo pelo marron, calzo las zapatillas y su mochila en la espalda. Esa mañana cambio el camino que la conducia a su trabajo, en lugar de contiuar derecho por Altolaguirre decidio doblar en Gandara y por ella llegar hasta la Avenida Triunvirato donde tomaria el subte.
Para su sorpresa, en la esquina vislumbró un bar, un tanto oscuro para esas horas de la mañana a pesar de la claridad que asomaba entre las nubes. Pero eso no era lo que llama su atención, sino un joven sentado en un rincón en compañía de numerosos libros, los cuales no alcanzó a ver.
Ella continuó su camino hacia la estación pero mientras pudo mantuvo su mirada fija en los ojos color café sin percatarse que esos mismos ojos se detuvieron en su presencia en movimiento. Este era el motivo por el cual el día iba a ser especial?
Julieta, dubitativa, pensaba si debería detener su camino... si debería entregarse al azar. Ese día, debido al desvío estaba apurada a llegar a su trabajo, decidió apurar su paso para no perder el subte de las 8.30 horas.
Cada escalón que debió bajar, fue una duda, un cuestionamiento para su decisión. Y si volvía a buscarlo? Para cuando se planteo dicha pregunta ya estaba cercana a la boletería, por lo que ya no volvió para atrás. Era muy largo el camino ya.
Atravesó el molinete, volvió a bajar las escaleras y se ubico como siempre en el último vagón, en el primer asiento, junto a la ventana y frente a la puerta, ya que de ese modo disfrutaba del viaje mirando a la gente que subía o bajaba de la formación.
Eran ya las 8.30, sonó la chicharra, cerraron las puertas, pero ella no podía entender lo que sus ojos veían. No eran acaso esos ojos café la habían hecho dudar cada peldaño, cada paso hacia la estación? Sin embargo, era tarde el subte arrancó y Julieta, quedó atónita sentada en aquel rincón.
Esa jornada laboral fue tan larga como efímera. Deseaba volver a recorrer ese camino, por lo que las nueve horas en la oficina no parecían terminar. Sin embargo, la ansiedad de recorrer nuevamente ese camino permitió que el tiempo volara como corren los minutos previos al 1 de Enero del nuevo año o del año viejo.
El camino de vuelta fue distinto; sin subte que funcionara, la tormenta provoca muchos problemas a veces en esta ciudad, Julieta se vio obligada a tomar el colectivo. Todas las esperanzas de volver a cruzarlo en el camino se esfumaron.
Se acerca a la parada del 111, y decide escuchar un poco de música para aplacar esa mezcla de sentimientos, entre tristeza, bronca y decepción. Porque no había vuelto por esos ojos? Porque debería volver a verlos?
Era ya jueves, hacía ya dos días que repetía el camino buscando esos ojos... en vano porque esa silla, ese rincón del bar estaba desolado como parte de su interior que había quedado vacío sin esa mirada, desperdiciando una oportunidad, que Julieta no supo capitalizar, o temió aprovechar.
Digo, Julieta... o digo mi nombre?
Foto: Tony Marciante
Es una versión preliminar... espero en estos dias poder arreglarlo un poco..
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