Sur y después

Cubriendo mi sonrisa con el tazón de té, miré a mi costado y lo ví comprando recuerdos en aquella feria del sur. El olor a sahumerio se mezclaba con el de mi infusión y la despreocupación llenaba cada una de las células de mi cuerpo. Luego de pasear, con inocencia y libertad me detuve unos instantes a contemplar el paisaje. El fuerte viento despeinó mi cabello, a pesar de la vincha de colores que lo abrazaba. En ese momento recordé todo lo dejado en mi origen, y aunque me visitara esta inesperada melancolía, desinteresadamente decidí bailar al ritmo de las guitarras que sonaban en aquella plaza. Sin poder abrir los ojos y sin querer volverlos a cerrar, fue como si un carnaval carioca se hospedara en mi cabeza. De pronto miles de preocupaciones invadieron mi existencia, como el agua de aquel deshielo llenaba mi caramañola. No se si era esa lluvia, pero sin duda alguna esta sensación no me acompañaba desde el primer día de mis vacaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sii! que bueno entonces llego justo mi firma! retomalo el blog es una buena forma de escupir lo que se te pasa xla cabeza! y asi se exocisa un poco el puerpo